La Esencia del Tai Chi
La Esencia del Tai Chi Chuan
Conocidas desde antiguo como la esencia del Tai Chi Chuan, las 8 Fuerzas y los 5 Pasos son los 13 Elementosque aparecen recurrentemente citados en los textos clásicos, donde se afirma, que el Tai Chi no es otra cosa que el estudio en profundidad de estos 13 Elementos o “Posturas” y su hábil combinación.
De una manera más o menos literaria los antiguos nos han legado esta información hasta el día de hoy, pero para el practicante habitual de Tai Chi, este conocimiento no deja de ser, en el fondo, una lejana y poética referencia que no acaba de comprender, ni logra descifrar ni reconocer, en su práctica habitual.
Las 8 Puertas y los 5 Elementos; Los 8 Senderos y los 5 Pasos... No dejan de ser nombres sugerentes que, intuyen, contienen encriptado, el conocimiento secreto de la excelencia en el Boxeo de Sombras, el Boxeo Tai Chi o el también llamado Combate entre lo Duro y lo Suave. Combate en el que este último, se afirma, es capaz de vencer la dureza, la resistencia e incluso la fuerza bruta del oponente sin dificultad alguna y con una sorprendente serenidad y apacible actitud...
Tai Chi Dinámico
La Esencia del Tai Chi Chuan se basa en el conocimiento y el dominio de los 13 Elementos Esenciales de este arte: las 8 Fuerzas (también denominadas Puertas, Direcciones, Senderos, Potencias o Técnicas) y los 5 Pasos o Desplazamientos básicos, también conocidos como los 5 Elementos: Metal, Agua, Madera, Fuego y Tierra.
El trabajo de las 13 Técnicas y su estudio aporta una comprensión y una interpretación de la función marcial de las posturas de Tai Chi Chuan más ajustada a la realidad. Aunque las posturas o “rutinas” tradicionales de las formas recrean, mediante el “Boxeo de Sombras”, una incipiente habilidad marcial, el conocimiento de las 13 Técnicas ayuda a familiarizarse con las innumerables e imprevisibles variables que pueden aparecer en una situación de combate real.
Así, el Tai Chi de los 13, La Esencia del Tai Chi Chuan, se caracteriza porque incluye en su entrenamiento desplazamientos lineales y/o circulares dotados de un mayor dinamismo y un mayor grado de vitalidad energética. Este tipo de entrenamiento es la faceta menos conocida del Tai Chi Chuan, porque sólo se transmitía en los estadios avanzados de la práctica, y era accesible sólo para aquellos alumnos a los que se denominaba de puerta cerrada o de “cámara”.
Al practicar las artes marciales, uno debe imaginar que está golpeando a un adversario real y no sólo practicando técnicas superficiales.
Una de las características de las “formas floridas” es una interpretación errónea de la función de las posturas.
El motivo por el que estas enseñanzas permanecían celosamente guardadas y custodiadas, mostradas sólo a unos pocos, era para asegurarse que la transmisión de este conocimiento preservaba la Esencia del Arte en su sentido más estricto:
Hay muchas otras escuelas de artes marciales. Aunque hay diferentes estilos, no van más allá de dominar la debilidad con la fuerza, superar la lentitud con la rapidez, el fuerte venciendo al débil y las manos lentas cediendo ante manos rápidas. Todo esto se basa en dotes físicas innatas y no tiene nada que ver con algo adquirido mediante serios estudios.
Wang Tsung-Yüeh (circa 1750)**
Forma y Función
Practicar una forma no es tan sólo un ejercicio de relajación. Practicar una forma es algo más que la ejecución estética de unos esquemas corporales que van evolucionando sobre sí mismos, llevando al practicante a un estado de interiorización, serenidad, quietud interior y sensación de presencia corporal.
En el momento en el que el practicante empieza a tener “revelaciones instantáneas” que, como una visión súbita, le aportan una comprensión, hasta ese momento desconocida, de la función de ese movimiento que había ejecutado cientos de veces, ese practicante está entrando en la dimensión marcial del arte. Esta puede ser una etapa fascinante, sobre todo para todos aquellos que nunca antes habían practicado un arte marcial y carecían, por lo tanto, de sistemas de referencia previos.
Esta etapa del aprendizaje es la que, muchas veces, ha hecho pensar a la gente que sólo con practicar forma ya estaban aprendiendo un arte marcial... Así, la tradición, celosa guardiana de sus secretos, sin negar ni aclarar estos sucesos, habría permitido que esta simplificación se difundiera al público en general, reservándose para sí el verdadero conocimiento, aquel al que sólo accedían unos pocos y estudiosos merecedores.
Las premisas sobre las que construyeron la protección de sus enseñanzas y secretos fueron:
- La práctica de las formas “ritualiza” los esquemas corporales, los desplazamientos y las disposiciones direccionales. Y en muchos casos también el ritmo y la velocidad de ejecución.
- El combate real es siempre variable e impredecible en velocidad, dirección, ritmo...
Entonces, ¿sólo con practicar la forma se podía desarrollar la habilidad marcial en el terreno real? O ¿quedaba pues, en la enseñanza, una gran laguna por cubrir?
Esta laguna, en realidad, no es tal. Sólo es esa parte del Tai Chi que no se ha difundido aún a la mayor parte de la población y cuya comprensión e integración es algo más exigente, pues requiere de voluntad, dedicación, práctica, interés y una sana curiosidad por investigar y profundizar más.
Esta parte del Tai Chi incluye diferentes aspectos en su metodología:
- Comprender la dinámica de los desplazamientos
- Comprender la dinámica de las potencias (también conocidas como fuerzas)
- Comprender la interacción entre ritmo, escucha, adherencia y anticipación
- Desarrollar recursos en la media, larga y corta distancia
Pero por encima de todo, no olvidar la constante autovigilancia: evitar que la fuerza bruta o muscular se interponga en el desarrollo de las habilidades que este arte lleva transmitiendo e investigando desde la antigüedad.
Función sin Forma
Para muchas personas las bondades marciales del Tai Chi Chuan culminan cuando consiguen la clara identificación de los movimientos de la forma con su función defensiva, convirtiendo este conocimiento en el punto álgido, en la cumbre, de su aprendizaje.
La mera repetición desarrollará, piensan, la tan ansiada habilidad marcial. La rutina y la creación de hábitos cotidianos de práctica serán los ingredientes de una antigua y probada “alquimia” en la que el transcurso del tiempo será el elemento catalizador que hará emerger el conocimiento.
El tiempo llevará a la maestría... o ¿no?... Pues no siempre es así. Es decir, la mayoría de las veces no es así. Sin la comprensión adecuada de los principios teóricos que rigen las leyes físicas y energéticas de esta disciplina es muy difícil alcanzar la maestría, pero sobre todo, es muy difícil entender los nuevos horizontes de habilidad y destreza marcial que el Tai Chi Chuan puede aportar.
El Tai Chi, ante todo, es una disciplina que a lo largo de los siglos ha ido desarrollando, con metodología científica, una investigación sobre el comportamiento de las leyes físicas de la dinámica de fuerzas, y en especial, de la mecánica entre lo duro y lo suave y su dialéctica.
Ha investigado también el origen de la energía interna y de la potencia de origen no muscular, así como su cultivo y refinamiento.
No hay misterio respecto al método para lograr la libertad de movimiento. Ésta proviene de la práctica y de realizarla en calma.
Cultivar la energía, refinarla, hacerla crecer y, finalmente, proyectarla. Son habilidades sutiles que sólo pueden desarrollarse utilizando la práctica cotidiana para experimentar y poner en funcionamiento la teoría, dotándola de vida a través de nuestros cuerpos y nuestros movimientos.
Si los principios teóricos se integran bien, sólo se precisa de un elemento más para llegar a la libre manifestación o la manifestación espontánea: la escucha. La escucha del otro, de su energía, pero ante todo, necesaria e imprescindiblemente, la escucha propia.
Escuchar la energía del otro para saber esperarlo, para poder anticiparse... Pero sobre todo, escuchar la propia energía para generarla o vaciarla a voluntad, adherirla o proyectarla según las necesidades del momento, sin recurrir ya a los estereotipados esquemas corporales de las formas. Sublimando así, todo el aprendizaje anterior centrado en el estudio de las formas, en un nuevo nivel de destreza: la habilidad espontánea.
Para ello, el trabajo de la Esencia del Tai Chi consta de tres niveles de adquisición de habilidades:
8 Técnicas y 5 Pasos
8 Fuerzas y Libre Paso
Chi Unificado y Libre Movimiento
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"La Esencia del Tai Chi Chuan"
Copyright © 2010 Patricia Bauli
Publicando en www.wuxiangtaichi.com